martes, 6 de noviembre de 2018

El plástico nos rodea, nos invade y nos contamina. Contamina nuestros ríos, nuestros mares y también nuestro organismo.



El plástico es un elemento omnipresente en nuestro día a día. Envases de comida, juguetes, ropa, cosméticos, bolsas, cortinas, utensilios. Se calcula que se producen al año unas 100 millones de toneladas de plásticos y gran parte de ellos acaban en los mares y los océanos formando el 80% de la basura marina. El problema no solo es que contaminan el medio ambiente, sino que además, pueden tener un efecto nocivo sobre nuestra salud.
Hace años que la comunidad científica y las organizaciones defensoras del planeta lo vienen denunciando, y es que nuestros mares están “infestados” de plásticos. En medio del pacífico, entre California y Hawai se ha detectado una gran isla de plásticos de 1,5 millones de Km cuadrados, y también han aparecido otras en las costas de Chile y México.
Pero sin ir tan lejos, aquí, en nuestro Mar Mediterráneo hay una densidad de plásticos comparable a las zonas de máxima acumulación: una pieza por cada 4m2. Esto está afectando a muchas especies marinas como cetáceos, peces, aves o tiburones, que quedan atrapados en los residuos o pueden ingerir el plástico hasta causarles la muerte.
¿cómo llegan estos envases al mar? Generalmente por una deficiente gestión de residuos, en muchos países no existe directamente y en otros no es operativa o no la empleamos correctamente.
Pero no solo los envases causan este problema, miles de microplásticos, entre ellos, las microesferas presentes en algunos productos exfoliantes o utilizados como vectores de medicamentos se cuelan por nuestros fregaderos sorteando los sistemas de saneamiento hasta que llegan al mar.